El turismo es sostenible o no será. Os invitamos a descubrir el Delta del Ebro y el municipio de Sant Jaume d’Enveja en clave sostenible, a que recorráis pedaleando los senderos entre arrozales, a disfrutar de las playas desiertas y los cielos de colores surcados por bandadas de aves. A probar una gastronomía con gran personalidad elaborada con productos de proximidad y manos expertas, a conocer la cultura popular y las tradiciones.

Los últimos años el Delta del Ebro se ha configurado como un destino de turismo sostenible gracias a su compromiso con la sostenibilidad, reconocido a nivel internacional con distintivos como la Carta Europea de Turisme Sostenible.

Este compromiso incluye un conjunto de actuaciones que tienen por finalidad promover la compatibilidad entre el impacto económico, social y estético de la actividad turística con la integridad medioambiental y cultural del territorio. Gracias ello el Delta obtuvo en 2009 el Premio Europeo de Excelencia Turística (EDEN), y junto con el resto de Terres de l’Ebre fue declarado Reserva de la Biosfera en 2013 por sus cualidades naturales, por ser punto de recibida y hospedaje de miles de aves, pero también como ejemplo de cómo un entorno natural puede convivir con la actividad humana.

Otro de los reconocimientos como destino de turismo sostenible ha sido la inclusión del Delta del Ebro a la lista The Sustainable Top 100 (las 100 mejores destinos sostenibles del mundo) varios años consecutivos.

La singularidad del Delta del Ebro se expresa por su realidad geográfica y natural, pero también por sus particulares tradiciones, la cultura, el patrimonio arquitectónico y su historia. Un territorio llano que invita a ser descubierto en bicicleta, una economía agrícola con iniciativas cada vez más poderosas de cultivo ecológico acompañadas de vías de distribución sostenible son algunas de las pequeñas gran acciones que se están llevando a cabo. Los arrozales que definen el paisaje deltaico son buen ejemplo de la simbiosis entre la actividad humana y la sostenibilidad del Delta. Detienen la salinización de las tierras, procuran alimento a las numerosas aves y configuran una gran parte de la economía.

Cabe destacar el alto valor ecológico del Delta del Ebro y para preservar algunas de las zonas más frágiles se debe velar para que la presión turística se haga en clave de sostenibilidad.

Muchas iniciativas municipales van en esta dirección: disfrutar respetando el territorio y apreciando su idiosincrasia, impulsar iniciativas privadas que trabajen en esta dirección, procurar una movilidad sostenible y respetuosa con el entorno, cuidar el paisaje, la fauna y la flora …